Escribir, una gozada (Escritor. Autor de novelas (Mursiya El pintor del Rey Lobo y Mursiyya El talismán del Yemení. El secreto de Zalamea), críticas, reseñas y pasatiempos literarios y otras creaciones). Premio Nacional Saavedra Fajardo. Libro murciano del año 2016
«Yo empecé a leer gracias a él. Y a viajar con la mente. Y a querer ser pirata, y astronauta, y marino, y mosquetero. Y a soñar con aventuras imposibles. Como imposible fue mi amor hacia él. Ahora lo sé. Don Secundino fue mi primer amor».
Normalmente no empiezo las reseñas con una cita del libro a reseñar o, al menos, no con una tan larga como la que me precede. Pero es que Fernando da Casa es uno de esos autores que no paran de sorprenderte y, por ende, yo quería transmitiros esa sensación de asombro con este comienzo inesperado. Y es que, este escritor cartagenero ya consiguió desconcertarme (para bien) con su novela negra La Gioconda es falsa, la que fuera dura competidora de mi primera novela histórica en el certamen del Libro murciano del año. Ahora, en «Las lentejas de la guerra» cambia de registro abordando de lleno el género de la histórica, ambientando sus tramas (porque son varias) en la época de la guerra civil española y en la consecuente posguerra.
«Ahora no estaba con su abuelo, sino plantada delante de una pastelería recién inaugurada en la plaza de Santo Domingo. Un escaparate con diferentes dulces de nata y chocolate se mostraba ante sus ojos, como espectáculo maravilloso que, sin conocer el motivo, la hacía salivar y le producía extraños movimientos de jugos gástricos en su reducido estómago. Mi abuela la miró y se echó a llorar. Su hija no sabía lo que era un pastel. Era la primera vez en su vida que veía uno. Siri calculó cuánto podría gastarse, entró de la mano de María y le compró el primer pastel de su vida. Probablemente, también el mejor».
Con el cebo de la cuidada portada que Ediciones Dokusou ha diseñado para esta novela (y que yo mismo he podido observar en diversas ferias del libro cómo atrae la atención del público) el autor te engancha a las condiciones de vida de aquella época, muy bien documentadas gracias a los testimonios familiares del propio Fernando. Así, una vez que empiezas a leer, las historias cruzadas de tres familias españolas te mantienen enganchado al qué les pasará ahora, cómo saldrán de esta situación, qué harán después y un largo etcétera de zanahorias que te obligan a avanzar sin descanso en pos de ellas. Ustedes ya me entienden.
«Es más fácil romper que crear. Derramar que guardar. Destruir que construir. Por eso el período de posguerra suele ser mucho más largo y penoso que el de la propia guerra. Mucho más duro y difícil para la sufrida población civil, que solo busca llevar una vida medianamente digna, y dejar a sus descendientes un mundo mejor que el que ellos recibieron. ¿Cuándo acabó la posguerra española? No es una pregunta fácil de contestar. Para muchos, supone un tema terapéutico: una posguerra acaba cuando las heridas producidas por la guerra han cicatrizado totalmente. Para otros, es un tema económico: finaliza cuando los principales índices macroeconómicos del país recuperan niveles anteriores a la contienda. Pero la posguerra particular, la que cada uno sufre en su casa, con su familia, con sus vecinos… Esa tiene tantas fechas de finalización como circunstancias personales existen».
Tres bloques familiares entrelazan sus historias y destinos en aquella guerra fratricida, con la elegancia de no pronunciarse el autor en favor de uno u otro bando. Cada familia en uno, o incluso en ambos según soplen los vientos, trata de sobrevivir como mejor puede en una época convulsa y enloquecedora. Se trata, pues, de una historia de sentimientos, de emociones y, por supuesto, de realidades; Historia compuesta de historias de determinadas familias que podrían haber sido otras cualquiera, incluso la nuestra, y en cuyo caso podríamos obtener un resultado similar. Tampoco es una novela al uso, con su planteamiento, nudo y desenlace claramente marcados. Se trata de una obra que refleja la vida de diferentes personas tal como fue, por lo que no siempre es literaria, sino tal y como ha ido surgiendo y sucediendo, lo que facilita la credibilidad y el que podamos identificarnos en mayor medida con los protagonistas.
«La mente humana es mucho más poderosa que el cuerpo, para lo bueno y para lo malo. Si tu cabeza decide abandonar, no importa que luzcas la constitución de un toro bravo; acabas doblando las patas y mostrando, sumiso, la nuca implorando el descabello. Pero si, por el contrario, hay algo por lo que luchar, una mínima esperanza que mantiene vivo tu cerebro y alimenta tus ganas de vivir, un famélico cuerpo compuesto por pellejo y huesos es capaz de resistir el peor de los inviernos».
Como ya he dicho, se trata de una Historia de historias familiares que se acabarán entrecruzando algún día. Una de las familias está en Madrid, otra en las Islas Canarias y otra en Cieza (Murcia). Desde allí nos muestran los diferentes avatares de la guerra civil en dichos lugares e, incluso, a través de sus viajes, en otros. Afines a la República, afines al bando Nacional o supervivientes más o menos apolíticos, y con sus diferentes voces (incluso narrada la parte ciezana en segunda persona), nos sumergen en la época y nos hacen alegrarnos e incluso llorar (y no siempre de pena) viviendo las ilusiones y «pesambres» de aquellos tiempos.
«Sin previo aviso, empujando la cancela de golpe, entró un hombre a mi casa, como las malas noticias: llegan cuando menos te lo esperas sin que nadie las invite. Quise gritar, pero no pude; debajo de la mugre que cubría el rostro del personaje, con barba de varias semanas, intuí algo familiar. El brillo de sus ojos ya lo conocía, solo podía deberse a dos cosas: un hambre atroz. ¿Te he dicho dos cosas? Pues eso, un hambre atroz. O de comida, o de lo otro. O las dos cosas».
Una novela, esta de Fernando da Casa, que aborda la realidad de aquellos años del siglo XX con la subjetiva objetividad de presentar los diferentes puntos de vista desde los que principalmente se vivió aquel conflicto con conocimiento de causa de primera mano. Te gustará, te llevará en volandas por sus páginas, y te dará una visión diferente a la que aportan las habituales obras que tratan de la guerra civil española y su correspondiente posguerra. Es otro rollo. Leedla, porque merece la pena y no os arrepentiréis.
