¿Mursiya o Mursiyya? Y el talismán del Yemení
Mursiya o Mursiyya, he ahí el dilema. A algunos lectores de #Mursiyya #ETDY les surgen dudas sobre el antecedente del nombre de Murcia. Por ello quisiera escribir un breve artículo en el que aclarar algunos aspectos sobre esto y, ya de paso, sobre mi obra.
Mursiyya o Mursiya
Aunque hoy en día lo más habitual es escribir Mursiya para referirse al nombre árabe de la ciudad de Murcia, cuando uno investiga sobre este tema se encuentra también con la versión con ‘doble y’, es decir, con Mursiyya. De hecho no son palabras del castellano, por lo que la RAE no las incluye en el diccionario (lo que facilitaría zanjar cualquier hipotética discusión al respecto). Son diferencias que surgen al transcribir los sonidos fonéticos de un idioma con diferente grafía a la nuestra.
Lo cierto es que en estas transliteraciones abundan las palabras escritas con ‘doble y’. Debido a esto no sería excepcional el caso de Mursiyya. Por cierto, se leería como Múrsia, no como Mursiya, tal y como nos indica el gran cronista Ricardo Montes en su libro «Las fiestas de moros y cristianos de Murcia» del que extraigo dos fragmentos a continuación). Fragmento 1:
Fragmento 2:
Yo, particularmente (y como muchos expertos), considero (al tratarse de transcripciones) que las dos opciones son válidas.
Una explicación transliteracionista
Entonces, ¿por qué opté por la doble «y» para el título de mi obra? Entre otras razones debo confesar que mi idea, al pretender escribir una trilogía en la que cada libro sea independiente (de manera que no sea obligatorio leer el primero para poder leer los otros), era mostrar una evolución en la forma de nombrar Murcia. Para ello pretendía jugar con el hecho de que es más habitual Mursiyya en textos más antiguos que en los modernos. De ese modo en el segundo libro de la trilogía ya no se nombraría Mursiyya sino Mursiya, plasmando así en mi obra dicha evolución.
Recientemente, el gran José Antonio Enrique Jiménez, me hizo llegar esta explicación que ilustra el por qué algunos lo escriben con «y» y otros con «yy». Os la paso tal cual, en una galería con las dos imágenes que me envió:
El uso de Mursiya o Mursiyya: la doble yy documentada
A continuación muestro algunos ejemplos en los que se utiliza Mursiyya con ‘doble y’:
O este del artículo «Estudio sobre un fragmento de peine islámico«. Fue escrito por Ángel Galán y Galindo. Se publicó en el número 2 (2011) de la revista que edita el Museo de Santa Clara de Murcia: TUDMIR (páginas 29 a 60):
O incluso esta referencia de la página web del mismísimo Museo de la ciudad de Murcia:
No obstante, y como insinuaba más arriba, se acepta cada vez más que, al no ser la ‘doble y’ («yy») natural en el castellano actual, se evite la transliteración de palabras que en árabe sí que contienen dicha ‘doble y’ como tal, prefiriendo simplificarlo a una sola «y».
Sobre el talismán del Yemení
Muchos me preguntan también qué es ese talismán. He llegado a pensar en escribir un artículo sobre el talismán como si fuera un personaje real de la novela. Y de hecho lo hice hace un año más o menos así que aprovecho esta entrada para recordar que podéis descubrir de dónde sale dicho talismán pinchando aquí.
Sí quisiera aprovechar este artículo, no obstante, para reseñar algo que no es mera casualidad. Me refiero a la elección de este símbolo (asociado al mundo judío) para el amuleto que porta un musulmán en mi novela. No solo no es casual, sino que, además, tiene un importante trasfondo para mí. Esto se debe a que me gusta destacar, en mis novelas históricas, aspectos menos conocidos o, quizás, más sorprendentes para el lector. En este caso concreto pretendo visibilizar el hecho, históricamente contrastado, del uso de talismanes y amuletos. Es algo que practicaban los seguidores de las distintas religiones medievales aunque no se correspondieran con lo que solemos esperar de lo que creemos saber de la ortodoxia propia de cada creencia.
Efectivamente, en otras épocas de la historia (como hoy) la población solía creer en símbolos mágicos. Por supuesto, también en brujos, magos, quiromantes, etcétera. Con hechos como estos es con los que me gusta jugar en mis novelas. Así trato de mostrar una perspectiva más real y menos idealizada de lo que realmente sucedía en las épocas en que embarco conmigo a mis lectores. Es por eso que el talismán del yemení de Mursiyya es una estrella de David o sello de Salomón y, si queréis saber dónde me inspiré para escogerlo, podéis informaros más pinchando aquí.
Hasta la próxima entrada.