Perfil ficticio de Abd Allah ibn Abderramán

Abd Allah ibn Abderramán y otros hijos de Abderramán II (personajes reales)

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Poco voy a contaros sobre Abd Allah ibn Abderramán, pues poco he encontrado sobre él. Pero es uno de los personajes de Mursiyya; El talismán del Yemení de los que nunca os había hablado. Y creo que, ahora que estrenamos nuevo libro de la serie medieval, ha llegado el momento de dedicarle unas palabras. Y de paso también os hablaré un poco del resto de hijos de Abderramán II.

Abd Allah ibn Abderramán

Mucho de lo que él cuento en mi libro es verdad. Cierto es, por ejemplo, que nació del vientre de Tarub, la concubina favorita del emir Abderramán II, posiblemente el mayor de los amores del regio gobernante. Por tanto, lo lógico es que este sea el padre, máxime teniendo en cuenta todas las medidas de seguridad que se tomaban en aquella época para garantizar la fidelidad de las mujeres. Cualquier otra posibilidad sería mera literatura.

Algunas fuentes sostienen que antes de parir a Abd Allah, Tarub tuvo varias hijas. Esto no coincide con lo que planteo en mi novela. En ella, por razones literarias obvias (el que la haya leído lo entenderá), lo hago ser el primero en nacer de su vientre.

Imagen supuesta de Abd Allah ibn Abderramán

Sí parece ser totalmente cierto que su madre, Tarub, luchó y conspiró porque su hijo Abd Allah fuese el legítimo sucesor del emir. Pero tampoco te puedo contar más sobre esto para no destriparte la novela. Ahora bien, si no la vas a leer y quieres saber más sobre este asunto, te recomiendo este sencillo artículo.

Natalidad del emir en alza

El hijo de Tarub sobre el que os acabo de hablar no fue el único descendiente del emir. Lo cierto es que Abderramán II fue muy prolífico en lo de embarazar a esposas y concubinas. A continuación os ofrezco las cifras oficiales (apostaría a que el número de hijos es mucho mayor):

Abd Allah ibn Abderramán fue tan sólo uno de los cuarenta y cinco (45, sí) hijos varones que se le atribuye al referido emir de al-Andalus. A este gobernante se le cree padre, además, de cuarenta y dos hijas (42), lo que sumaría un total de ochenta y siete (87) descendientes. Como ya apunté más arriba, considero muy posible que tuviera muchos más, pero es sólo mi humilde opinión.

Dejando aparte las mencionadas cifras, la información sobre la mayoría de los hijos es escasa: se sabe más del primogénito Muhammad I. Lógico, puesto que fue el que continuó la dinastía, sucediendo a su procreador padre. Y si algo se sabe del otro, de nuestro apreciado Abd Allah, se debe, sin duda, al hecho de haber conseguido Tarub convertirlo en firme candidato al trono emiral. Al menos durante un tiempo.

Muhammad I, hermano mayor de Abd Allah ibn Abderramán

En Mursiyya; El talismán del Yemení, el lector asistirá también, aunque sea desde la lejanía que suponía Mursiya respecto a Córdoba, a los primeros años del convulso reinado de Muhammad I. Ah, su madre se llamaba Buhayr, aunque esto del nombre no está del todo claro (los historiadores no se ponen de acuerdo).

El hijo de Buhayr (por cierto, ella murió joven y se encargó de su crianza otra de las favoritas de Abderramán II: al-Shifa) era el primogénito. Por ello tenía derecho preferente a heredar el emirato. Pero la prematura muerte de su madre dio la oportunidad a Tarub de conspirar en favor de su propio hijo, como ya adelanté.

Imagen supuesta de Muhammad I de Córdoba y emir de al-Andalus (siglo IX)

En mi novela no hablo de la muerte de Buhayr (elegí usar ese nombre de entre los varios que los historiadores manejan para ella), pero se deja entrever. La joven aparece cuando está embarazada del futuro emir y hablo de los cuidados que le brindaría a Muhammad en sus primeros años de vida. Después, sin embargo, las referencias a Buhayr son someras y lejanas, como si se hablase de alguien que ya no está. ¡Es que era así! Murió pronto y apenas pudo disfrutar de su pequeño.

Otra imagen supuesta de Muhammad I de Córdoba y emir de al-Andalus (siglo IX)

Bajo el mandato de este rubio emir (sí, era rubio y blanco según las fuentes) se fundaron ciudades como Madrid (Mayrit) o Badajoz. Algunas de estas construcciones ya quedarían fuera del ámbito temporal en que se desarrolla Mursiyya; El talismán del Yemení. Por eso, tampoco procede hablar mucho más de este emir que supo imponer su primogenitura (con determinadas ayudas, claro) sobre sus rivales a la hora de suceder a su padre.

En resumen

He tratado con este breve artículo tan sólo de daros pistas que os permitan identificar mejor lo que hay de cierto en la trama de mi novela «Mursiyya; El talismán del Yemení». Como ya he dicho, no puedo contar todo lo que me gustaría sobre estos personajes por no destriparos el libro. Sí os confirmo que la mayor parte de lo que cuento sobre ellos o de lo que hacen entre mis páginas se ajusta bastante a la realidad de lo que fueron o vivieron.

Espero que este breve texto os haya sido de utilidad.

Hasta la próxima.

Fuentes bibliográficas

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