El gordo de Navidad

Hola. Sergio nos ha pasado esta reflexión que escribió ayer para que la colguemos hoy en su blog. Se titula «El gordo de Navidad» en honor al sorteo de hoy y, con un poco de retraso respecto a la publicación original en VMP, aquí la tenéis:

EL GORDO DE NAVIDAD

Escribo esto unas horas antes de que comience el tradicional sorteo de la lotería de Navidad. Y no lo escribo para desvelaros cuál va a ser el gordo de Navidad, sino para contaros y celebrar que a mí ya me toca la lotería a diario.

Y es que tengo la maravillosa suerte de estar rodeado de buena gente. Esa es, quizás, la mayor de las fortunas que una persona puede tener.

Traigo esta reflexión ahora porque el otro día leí en alguna red social un texto que venía a decir algo así:

«No confundas educación con inteligencia, puedes tener un doctorado y seguir siendo un idiota«. La firma, según quienes la compartían, Richard Feynman, un gran físico, por cierto. Y debo dar la razón a este hombre, sin duda alguna, pues me cuesta imaginar cómo sería mi vida rodeado de idiotas. Por suerte, no ha sido así.

Mi vida y las personas

La vida me ha llevado por muchos caminos, algunos amplios, otros estrechos. Unos en pendiente, duros y difíciles; otros cuesta abajo, fáciles, que te llevan sin más (y no siempre a algo bueno). Y, en fin, por todos esos recorridos que la mayoría ya conocéis en mayor o menor medida.

Pero lo que ha hecho que esos caminos fueran duros o fáciles, agradables o desagradables, no fueron sus características objetivas. No era el tener yo una mejor o peor situación económica o de salud, ni el que aquellos estuvieran llenos de espinas o algodones. No. La experiencia ha dependido solamente de dos claves: la actitud de uno mismo, por supuesto, y, sobre todo, la compañía.

La actitud de uno mismo importa, claro. Si tú mismo sólo te dedicas a buscar el defecto y la falta en todo lo que te rodea, incluidas las personas que a tu lado están, mal vamos. Todo camino será, probablemente, un infierno. Para ti y, de rebote, para los que te rodean.

Pero si tienes una mente abierta al amor, al verdadero amor, no al de conveniencia, las personas con las que compartas ruta serán quienes hagan del trayecto, de la vida, un viaje maravilloso.

Y es que, si la vida es un viaje, elige bien a tus vecinos de asiento y aléjate de las personas tóxicas (por suerte son pocas, o al menos esa es mi experiencia): envidiosos, criticones, conspiranoicos y otras especies que, como dice la canción, «van apestando la tierra», cuanto más lejos mejor.

Un brindis por el gordo de navidad

Por eso hoy, mientras escribo esto, antes de que se celebre el sorteo navideño, brindo por esa gente alegre, auténtica, leal y sincera que me rodea. Brindo por mi pareja, por mi familia, por mis amigos de verdad (ya sabéis quiénes sois), por mis compañeros de trabajo, que son fantásticos también, y por los que sin tener una relación tan cercana a mí me apoyan, me dedican sonrisas o, al menos, son felices sin más. Os quiero.

Esta era mi breve reflexión de hoy. Por lo demás, os deseo mucha fortuna de esa, de la buena, de la que arropa y acompaña, y si de paso os/nos cae algún pellizco en la lotería pues bienvenido sea, sin darle mayor importancia a ese dinero de la que tiene: ninguna.

Ya sabéis, huid de la mala gente y seguid siendo felices.

Abrazos y suerte.

Publicado a las 7:30

de hoy en VMP.

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