Los miércoles salvajes de Susana Hernández
Los miércoles Salvajes
Susana Hernández
RESEÑA
Es la primera —y por ahora, la única— vez que leo a Susana Hernández y lo he hecho por recomendación y porque la escuché en el Cartagena negra de 2019 y compramos su libro. Así que, ahora que he podido leerla con tranquilidad —pues hasta hoy me he estado dedicando a leer lo acumulado en la mesita de noche (y lo que queda)— procedo a reseñar esta obra de novela negra entretenida, ágil, amena y de fácil lectura.
La trama de Los miércoles salvajes de Susana Hernández
La trama, como ya adelantaba en el anterior párrafo, es ágil. La autora nos presenta la historia en pretérito y tercera persona, jugando con distintas ubicaciones y personajes. De hecho, nos lleva a recorrer medio mundo y media península ibérica. Los subtramas van hilvanándose con coherencia y fluidez, con escenas mayoritariamente cortas. Esto último hace que te mantengas alerta y enganchado durante la lectura. Y así, te lo lees en un santiamén.
Algunas escenas incluso son tan breves como la siguiente:
«Una sombra se deslizó en el portal vecino. Sam distinguió el movimiento por el rabillo del ojo. Se puso en tensión inmediatamente, aunque siguió caminando hacia su coche con total normalidad. Unos metros antes de llegar se detuvo bruscamente, la sombra se fundió en la oscuridad. Oteó a su alrededor y entró en el coche con el pulso acelerado. La estaban siguiendo. En los últimos días la sensación se repetía demasiado a menudo. Dio un par de vueltas de reconocimiento con el coche y se dirigió a casa tomando un camino largo y complicado».
Globalización y mafias
Quizás sea por la globalización, pero en Los miércoles salvajes de Susana Hernández nos trasladaremos, a diversos lugares del mundo. La protagonista, Sam —de Samanta—, con un complicado y sorprendente pasado que iremos descubriendo según leamos, se moverá principalmente por Barcelona. Pero la implicación de las mafias de los medicamentos falsos y los laboratorios también nos situará en lugares como Portugal, Sudáfrica, India o Ghana, entre otros:
«A toda prisa cruzó el barrio inmerso en su bullicio habitual, sorteó una pelea a navajazos, dos combates de boxeo improvisados, un concierto de música espontáneo, niños jugando al balón, puñados de mujeres ahumando el pescado en las parrillas y chiquillos descalzos corriendo entre las chabolas, al fondo, el faro de James Town controlaba el devenir de sus gentes. La escuela de boxeo de Salomon estaba al límite del barrio, muy cerca del puerto. Dudó antes de entrar. Se armó de valor y empujó la puerta de madera recia y despintada. La recibió una bofetada intensa de tufo a sudor y a espray antinflamatorio. Al fondo del gimnasio, Sirhan bombardeaba un saco a puñetazo limpio, con guantes de boxeo y un casco negro. Parecía un profesional».
Los personajes de Los miércoles salvajes de Susana Hernández
Los personajes de esta novela están bien definidos, con sus características y personalidad bastante ajustada a sus actos. Aunque —y ahí viene una de las partes más interesantes de esta obra— muchos de ellos habrán de enfrentarse a significativos dilemas morales. ¿Cómo los resolverán? Para resolver esta cuestión entra en juego la magia de la literatura que la autora es capaz de construir en este libro. Yo, de ti, no me lo perdería.
«La galería estaba a rebosar. Sam se movió con dificultad entre copas, risas, conversaciones profundas, barbas de hipster y modernismo elevado al infinito. Cazó al vuelo una copa de cava. No veía a Asier por ninguna parte. A base de codo y cara dura consiguió atravesar la barrera humana y llegar a los cuadros expuestos. Los escrutó con ojos incrédulos. Eran ininteligibles para ella. Un camarero con pinta de modelo pasó por su lado con una bandeja repleta de canapés en forma de corazón. Probó uno. El estallido de placer inundó sus papilas gustativas. Tal vez Asier hubiera cambiado de opinión. En cualquier caso, la visita no habría sido en vano; el cava y los canapés eran excelentes y los camareros espectaculares. Un par de copas y se marcharía a casa. Giró sobre sí misma para hacerse con un bocadito de salmón y entonces lo vio, solo, de pie junto a un cuadro abominable, con las manos en los bolsillos».
La música en Los miércoles salvajes de Susana Hernández
Un aspecto llamativo de esta novela es la ambientación musical. La protagonista, Sam, no puede vivir sin música y va haciendo sonar en nuestras cabezas, mientras leemos y con tan sólo nombrarlos, a diferentes artistas.
Y no sólo eso. También la estructura de esta novela está organizada como si se tratase de un álbum musical. No hay capítulos, sino tracks, y caras A y B. De manera que Los miércoles salvajes de Susana Hernández te transmite una ambigua sensación. Por momentos no sabes si estás leyendo un libro o escuchando un disco —o Spotify, que dirían muchos —.
Es, cuanto menos, una sensación curiosa y original.
En resumen
Los miércoles salvajes de Susana Hernández es una novela ágil, de fácil y rápida lectura, que entretiene bastante y nos descubre, además, algo menos conocido. Y es que, la mayoría de novelas negras que se adentran en las mafias se circunscriben a los habituales tráfico de estupefacientes o la trata de blancas, entre otros manidos temas. Sin embargo, creo que esta es la primera que leo sobre el tráfico de medicamentos legales y/o su falsificación. Lo cual ya aporta, de por sí, un soplo de aire fresco a la lectura.
Pero además, en general los personajes son creíbles y, en algunos casos, lo suficientemente carismáticos como para que les cojamos cariño. No sé si habrá otra novela con esta protagonista, pero con ganas nos quedamos.
También he de decir que es una edición bastante cuidada —aunque aún podría mejorarse un poquito—, tanto a nivel estilístico como ortográfico y gramatical (por desgracia, no siempre se encuentra uno ediciones así).
Así que, sí, se trata de una lectura recomendable y que no te defraudará.
Ficha técnica de Los miércoles salvajes de Susana Hernández:
Editorial: Milenio
ISBN: 978-84-9743-856-8
Edición: Primera edición
Formato: Papel
Género: Novela negra, policiaca. Thriller.
Traducción: No procede