Muhammad ibn al-Faras el Caracaballo (personajes reales)
Traigo hoy a la sección de personajes reales al Caracaballo, Muhammad ibn al-Faras. Es este otro de los personajes reales que aparecen en Mursiya; El pintor del Rey Lobo (Ediciones Dokusou). Sin ser de vital importancia para la trama sí que juega su papel y aparece reflejado en varias ocasiones. Veamos, pues, qué hay de cierto sobre su vida.
Nacimiento y primeros años de Muhammad ibn al-Faras
Muhammad ibn al-Faras nació en Granada o Almería (los historiadores no se ponen de acuerdo) el sábado 12 de octubre de 1107. Su padre se llamaba Abd al-Rahim ibn Muhammad y alguna fuente afirma que lo llamaban ibn Wayh al-Faras (al padre). Esta última denominación se podría traducir como «hijo del cara de caballo». Por su parte, Ibn al-Faras significaría, simplemente, «hijo del caballo (o de la yegua)».
En cualquier caso, ese apodo lo van heredando los descendientes. Ante el desacuerdo de las fuentes sobre el mismo yo tuve que optar. Y, al final, me tomé la libertad de llamar en mi novela a Muhammad ibn al-Faras «el Caracaballo«. Una forma de facilitar su reconocimiento entre los lectores.
Muhammad ibn al-Faras tenía, al menos y que se sepa, una hermana. También se le conocen dos tíos por la vía paterna. Estos últimos no serían relevantes para mi novela puesto que morirían antes del gobierno del Rey Lobo.

Formación, familia y carácter
Muhammad ibn al-Faras estudió no sólo en Granada, donde se crió. También recibió formación en Málaga y Córdoba, entre otros lugares.
Se casaría con unos veinte años de edad con la hermana de un alfaquí granadino que llegó a ser cadí de Elche (ejecutado en su momento por el Rey Lobo): Muhammad ibn Juzar al-Hakami. Se cree que tuvo al menos dos hijos, de uno de ellos están seguros los historiadores y sería con esta esposa. El otro, de cuya existencia hay dudas, pudo ser también con ella. O con otra de sus mujeres.
Si tuvo hijas no hay constancia, pues el papel de las mujeres en aquella sociedad solía ser ocultado. Pero en futuros artículos descubriremos algunas mujeres de la novela que sí existieron y tuvieron cierta relevancia.
Se dice que el Caracaballo fue humilde y que tenía una hermosa voz. Esto último lo convertiría en un apreciado almocrí. También su escritura era bella y tenía grandes conocimientos como tradicionista e historiador. Y, además, fue tenido en su época por uno de los que mejor memorizado tenían el Corán.
También era alfaquí, pero estando en Granada llegaron las primeras revueltas contra los almorávides y, entonces…
Muhammad ibn al-Faras marcha a Mursiya
El Caracaballo se fue de Granada con su familia al principio de las revueltas antialmorávides. Eso sería sobre 1145 d.C.
Enseguida pasó a formar parte de la asamblea consultiva de Murcia, como también lo hiciera el joven Muhammad ibn Abi Yamra (del que os hablé hace poco). Esto lo logró a la sombra del poderoso cadí Ahmad ibn al-Hallal, que le brindaría protección. Este juez (Ahmad) tendría pronto aún más poder del que entonces todos podrían imaginar. Pero esa es otra historia que os contaré en su momento.

Muhammad ibn al-Faras en Valencia
Pocos años después, Ahmad ibn al-Hallal, ya nombrado cadí supremo de los territorios mardanisíes, lo envió a Valencia como juez. Allí, Muhammad ibn al-Faras pudo sustituir (es una deducción mía a partir de lo que cuentan las fuentes, pero sin respaldo documental, consideradlo una licencia literaria) al cadí Ahmad ibn Yahhaf al-Maafiri, aunque permaneció poco tiempo en tal cargo. Muy pronto empezaron nuevas rebeliones y la cabra siempre tira al monte (y los caballos a la pradera). Tal y como hiciera cuando empezaron las revueltas en Granada, el Caracaballo se marchó enseguida de la ciudad del Turia. Optó por regresar a Mursiya. Todo esto ocurrió a principios de los años 50 del siglo XII y está novelado en «Mursiya; El pintor del Rey Lobo«.
De vuelta en Mursiya: gracias y desgracias
Ya en Murcia, Muhammad ibn al-Faras volvió a ejercer cargos en la administración de Muhammad ibn Mardanish. Pero su cercanía con alguien que cayó en desgracia (no voy a rebelar aquí quién, por no destripar la novela) lo hizo caer en desgracia. La cuestión es que el emir (el Rey Lobo) lo destituyó de manera fulminante.
Sin embargo, tiempo después y gracias a su capacidad de trabajo, piedad y fe, el Caracaballo recuperó el respeto de Muhammad ibn Mardanish.

Su muerte y entierro tuvo lugar en las circunstancias que se describen en la novela «Mursiya; El pintor del Rey Lobo«. Por tanto, y como siempre, no os cuento nada aquí para evitar destriparos la lectura antes de tiempo. Pero si queréis saber sobre ello, podéis consultar la Efemérides del Rey Lobo 6.
La tríada de la que Muhammad ibn al-Faras formó parte
También es cierto, como podréis leer de pasada en mi libro, que formó una especie de curiosa triada con otros dos personajes. Abd al-Rahman ibn Hubays y Muhammad ibn Saada se turnaban alternativamente con el Caracaballo para dirigir la oración en las mezquitas mayores de Murcia, Játiva y Valencia. Una buena manera, sin duda, de unificar el mensaje en los territorios del emir del Levante andalusí. Así, le daban coherencia y sentido a los sermones a lo largo y ancho del país mardanisí. Y mantenían el tejido de la convivencia lo más unido posible.
En resumen
Muhammad ibn al-Faras, el Caracaballo, existió con ese apodo o uno igualmente hípico. Por tanto, la mayor parte de lo que sobre él se dice en Mursiya; El pintor del Rey Lobo se ajusta bastante a lo que los libros de Historia nos cuentan.

De momento no puedo desvelaros más. Eso sí, con este artículo podréis intuir bastante bien lo que sobre este personaje hay de cierto en mi novela.
Hasta la próxima.
Abu Abd Allah Muhammad ibn Abd al-Rahim ibn Muhammad ibn [al-]Faray ibn Jalaf ibn Said ibn Hisam al-Ansari al-Jazrayi